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3/12/10

SEGUNDA AUDIENCIA DEL JUICIO

En la segunda audiencia del juicio oral y público por la apropiación de la hija de Mario César Suárez Nelson y María Elena Corvalán, Estela de la Cuadra recordó que en Abuelas las primeras denuncias sobre la posibilidad de que un comerciante llamado Omar Alonso hubiera robado a una niña nacida en cautiverio se registraron en 1982 . 
Estela de la Cuadra, fue una de las impulsoras de la investigación, junto a su madre Alicia "Licha" Zubasnabar de la Cuadra, una de las abuelas fundadoras de la asociación. La hermana de Estela, Elena de la Cuadra, fue secuestrada junto a su compañero Hector Carlos Baratti, el 22 de febrero de 1977, con un embarazo de 5 meses. Estuvo detenida en el CCD que funcionó en la Comisaría 5ta de La Plata, el 16 de junio de 1977 habría dado a luz a una niña a la que llamó Ana Libertad, su familia aún la sigue buscando. En un principio la familia Baratti – de la Cuadra pensó que la niña apropiada por Omar Alonso y María Luján Di Mattía, podía ser Ana Libertad.



Estela, en un extensa declaración brindo detalles sobre el intrincado proceso judicial, señalando groseros errores cometidos por los jueces en la investigación que se llevó adelante en la justicia provincial, y por otra parte también destacó la resistencia de Alonso a someterse a la investigación: "cuando lo citaron al juzgado en 1986 presentó un certificado firmado por el doctor doctor Rodolfo Galimberti del Hospital Español, aduciendo una supuesta dolencia cardíaca". Las estrategias para entorpecer la investigación por parte de Alonso también fueron señaladas en la audiencia de ayer por María Natalia Suárez Nelson al referir que Alonso le escondía las notificaciones en las que la citaban al juzgado. Sobre las trabas judiciales que debieron afrontar en la búsqueda de Natalia, Estela señaló que dejaron mucho que desear las actuaciones del juez Juan Carlos Bruni que un día se reunió con las Abuelas para que le explicaran detalles del caso y al otro dictó el sobreseimiento de Alonso, "lo de Bruni fue una tomada de pelo", declaró. Otra de las mencionadas por Estela fue la jueza María Isabel Martiarena: "hizo todo lo contrario de lo que le habíamos pedido" dijo en referencia a la solicitud que Abuelas le hizo a la jueza para que cuidara a Natalia en la instancia judicial.


Estela de la Cuadra, también contó que en septiembre de 1986, Alonso y M. Luján di Mattía se fueron llevándose a la niña. Cuando las Abuelas recibieron la denuncia de que ya no se encontraban en el domicilio lo denunciarion ante el juez, pero el personal del juzgado que acercó no encontraron ni a Alonso, ni a la mujer, y fueron recibidos por el abogado Julio Burlando, hijo del juez Julio Burlando que intervenía en la causa por la apropiación de los mellizos Reggiardo-Tolosa, inscriptos como hijos propios por el subcomisario Samuel Miara, a quien Alonso trató durante la estadía de ambos en Paraguay, bajo el amparo de la dictadura de Alfredo Stroessner.


En otra parte de su relato de la Cuadra, señalo que en ese momento distintas versiones periodísticas vinculaban a Alonso con el dictador boliviano Hugo Banzer y mencionó que en los Archivos del Horror de Paraguay figura un documento (cuyas copias están incorporadas en el expediente) en el que se registra la siguiente recomendación firmada por un oficial de policia: "Policía de la Capital, Departamento de Investigaciones, Dirección de Policía y afines, Asunción 27 de noviembre de 1987. Objeto: elevar informe. Al señor Jefe del Tercer Departamento de Investigaciones, don Pastor Milcíades Coronel. Tengo el honor de dirigirme a esa superioridad con el objeto de elevar a su conocimiento el siguiente informe, un colaborador nuestro se apersonó a nuestra Dirección a fin de informar que el ciudadano Argentino Omar Alonso, se encuentra radicado en nuestro país, en las mismas condiciones que los Miara y Bianco, y que el Exhorto de Extradición ya llegó por intermedio del Embajador Argentino, doctor Raúl Alberto Quijano, y que entre el martes o miércoles de la próxima semana, por intermedio de los diarios, se iniciará un foribundo ataque contra el Paraguay, que el referido Omar Alonso, reside en la casa de la calle San Miguel y Castelar, con teléfono número 292- 167, con oficina en Estrella número 692 9° piso, oficina 94, con teléfono número 98-464, y dice tener muy buenas relaciones con el General Hugo Banzer, sugiriendo el informante, que se le puede pedir, que de inmediato salga para Bolivia a fin de evitar problemas al superior Gobierno de de nuestro país, firmado Comisario General Alberto B. Cantero, Director de Política y afines." La vinculación de Alonso con Banzer y autoridades bolivianas fue corroborada por el testimonio de Juan Manuel Corvalán, hermano de María Elena al referir que un amigo suyo le había contado que su padre (un funcionario de la embajada boliviana) le había hecho saber que Juan Carlos Herzberg habría entregado a su sobrina a Omar Alonso envuelta en un capote militar, y que estos se habían conocido a través de Eduardo Banzer.


También declaró la hermana menor de María Elena, Cecilia Corvalán, que si bien era muy chica cuando dejó de ver a Ele (como le decían en la familia), fue quien atendió un llamado anónimo en el que le informaron que su hermana había dado a luz a una niña a la que había llamado Lucia. La mujer que se comunicó le informó que la beba había nacido por cesárea y que pesaba 3.500 kg.


La hermana de Mario, Elsa María Suárez Nelson, contó que tanto su hermano como María Elena, habían militado en la FURN y que al momento del secuestro ambos militaban en Montoneros. Por otra parte, describió que fue amenazada y perseguida con posterioridad al secuestro de María Elena: "teniamos una consigna por la cual si ocurría algo, o si había alguna información que darse ellos se comunicaban telefónicamente al negocio de mi marido diciendo algo así como el arquitecto va a ir por los planos y se daba luego la dirección donde nos ibamos a ver. Y recibimos dos llamadas, una para encontrarnos en Avellaneda en la esquina de una plaza y otra en capital federal. Pero en las dos oportunidades..., en la primera empezamos a ver autos con patentes tapadas y nos fuimos y en la segunda oportunidad llego un falcon verde, se abrieron las puestas y bajaron hombres armados y nosotros nos fuimos cada uno por su lado", recordó.

El otro testimonio que se escuchó por la mañana fue el de Mónica Torres, ella era vecina y amiga de "El Gordo" y Mónica (como conocía a María Elena) y presenció el operativo en el que mataron a él y se la llevaron a ella. "Un dia a la mañana todavía no nos habiamos juntado a tomar mate, yo salgo y me entero que se la llevaron a Mónica (por María Elena) del almacén (...) esto empezó temprano, empezaron a evacuar manzanas, salimos y nos llevaron a un terreno baldío y había fuerzas por todas partes, helicópteros, traían gente y los hacían tirar en el piso, era una foto que uno nunca la había visto. (...) en la casa de "El Gordo" había más de cien tiros -en ese momento los había contado- y dicen que él se había traslado y llegado hasta la otra cuadra y ahí lo habían matado, nunca vimos el cuerpo. Ni a Mónica" recordó.


POR LA TARDE, CINCO TESTIGOS CERTIFICARON EL PASO DE MARIA ELENA POR LA CACHA


En el turno vespertino de la segunda audiencia de juicio por la apropiación de Maria Natalia Suárez Nelson, declararon cinco testigos que aseguraron haber compartido su cautiverio con María Elena Corvalán, madre de Natalia, en el centro clandestino de detención conocido como La Cacha. Todos ellos, sin excepción, declararon haberla visto con un avanzado estado de embarazo, y especificaron que la Marina –además del Ejército y el Servicio Penitenciario Bonaerense- fue una de las fuerzas conjuntas que operaron en el centro.


Patricia Pérez Catán, que estuvo varios meses del primer semestre de 1977 secuestrada en La Cacha, pudo ver varias veces a Maria Elena, que llamaban “La Negrita”, cuando iba para el baño. Unos días antes de que la liberaran –fines de junio de 1977-, la vio “con un embarazo de 7 meses y medio, podría arriesgar por la panza”.


María Silvia Bucci estuvo detenida en La Cacha entre el 27 de mayo y el 8 de agosto de 1977. Nunca vio a María Elena personalmente, pero supo por comentario de otros detenidos de su presencia y “que había tenido un beba a la que llamó Lucía”.


En tercer lugar declaró Héctor Javier Quinterno, que estuvo secuestrado en La Cacha desde el 2 de junio hasta el 8 de julio de 1977. A los pocos días de su detención, depositaron a una mujer al lado mío que se llamaba Maria Elena Corvalán, y estaba “con un embarazo muy manifiesto”. Agregó que por esta razón, “la dejaban caminar por el lugar”, y contó que un día, un guardia se acercó a María Elena para contarle como habían matado a su compañero, Mario Suárez Nelson. “Era como una diatriba del guerrero, le remarcaba la heroicidad de su compañero, pero yo creo que fue para quebrarla emocionalmente, porque después de eso María Elena quedó bastante afectada psicológicamente”.


Raúl Elizalde, detenido entre mayo y julio de 1977, pudo conversar con María Elena porque compartieron el mismo lugar de cautiverio. “Ella sufría mucho por su embarazo, porque los guardias la amenazaban con que la iban a torturar en la panza”. Elizalde relató que a Maria Elena la habían secuestrado cuando volvía de hacer las compras, porque “estaba cerca de la sala de guardia, y escuchaba como se comunicaban por la radio con la patota, por eso supe que la habían secuestrado”. Además, agregó que “para despedirse, nos leyó una carta muy linda, muy cálida”. Elizalde, también fue rotundo al ser preguntado por el destino del padre de María Natalia: “fue asesinado”, dijo.


Por último, Ricardo Antonio Herrera también contó de su cautiverio junto a Maria Elena. “Me contó que era la ‘Negra’ Corvalán, de La Plata, que vivía en 54 entre 5 y 6, frente a la tienda El Siglo, que el padre era ingeniero”. Herrera contó haberla visto con un embarazo avanzado, y precisó sobre su estado anímico: “a ella le gustaba cantar. Cantaba ‘Euloquia Tapia’. Era su forma de mantener la vida y los sentimientos a pesar del lugar en el que estábamos”.


El equipo jurídico de Abuelas de Plaza de Mayo, hizo el balance de la segunda tanda de declaraciones. “Fueron muy importantes, ya que contextualizaron el ámbito en el cual fueron cometidos los delitos que se investigan en esta causa. La apropiación de Natalia constituye un delito de lesa humanidad, y fue la consecuencia del secuestro y la desaparición de su madre y del asesinato de su padre. La abundante prueba que consta en la causa demuestra cabalmente que estas circunstancias eran bien conocidas desde un primer momento por los dos imputados”.

Radio UBA X la Identidad entrevista a Natalia Suárez Nelson Corvalán